El concepto amigo enemigo en política

En política la disyuntiva amigo – enemigo tiene su origen en el pensador del siglo XX, Carl Schmitt. Un teórico político y jurista que influyó de manera directa en el Nacionalsocialismo, tanto a nivel ideológico como de construcción del partido. Y que de manera especial en su obra “El concepto de lo político” (1932) aplicó este concepto para definir su visión del Estado, la soberanía y la política.

Es relevante entender qué definimos como amigo | enemigo en política para comprender en los contextos políticos, y en la construcción de estrategias, qué tono se acabará dando a esta confrontación electoral.

Carl Schmitt construye este concepto desde seis premisas:

(1) “Lo político, según él, se define por la capacidad de identificar y confrontar al enemigo. Esta distinción es primordial y anterior a cualquier otra clasificación como la moral, estética o económica”

(2) “El enemigo es una entidad “total”, en el sentido de que su oposición implica un conflicto que puede llevar a la violencia extrema, incluyendo la guerra”

(3) “El amigo, en contraposición, es aquel con quien compartimos una identidad política y comunitaria”

(4) “En este marco, el soberano es la autoridad que decide sobre la excepción y es quien tiene la capacidad de identificar al enemigo y, por lo tanto, definir la situación política”

(5) “Schmitt critica la idea liberal de la política como un ámbito de negociación y consenso. Según él, esta visión no reconoce la naturaleza conflictiva y decisiva de lo político”

(6) “Su énfasis en la confrontación y el conflicto ha sido interpretado como una justificación del autoritarismo y la dictadura, ya que privilegia la decisión soberana sobre los procedimientos democráticos”

Uno acaba tentado en pensar, al leer al pensador alemán, que sus teorías quedaron anticuadas en tiempos pasados. E incluso que la visión liberal del consenso como herramienta principal de gestión del binomio amigo | enemigo acabó triunfando tras la II Guerra Mundial.

Pero nada más lejos de la realidad. Hoy, con matices, la visión de la política como un espacio de confrontación bebe para su desarrollo, cada día más, de las fuentes teóricas de Carl Schmitt.

¿Acaso la polarización política que vivimos en España y en otro muchos países democráticos no tienen su causa en estrategias de confrontación que viven el binomio amigo | enemigo tal como lo definiera Schmitt en su “El concepto de la política”? Descifremos el cómo los partidos han ido evolucionando hacia una definición del adversario que señala a estos como enemigos existenciales. Y el cómo esta definición ha permitido ver con “naturalidad” la construcción de estrategias políticas donde se demoniza y deshumaniza al contrario por el mero hecho de no compartir las mismas ideas, y donde se intensifica la división y el enfrentamiento hostil.

El populismo o los nacionalismos son intransigentes e intolerantes en la medida, igualmente, que se construyen aprovechando el binomio amigo | enemigo del pensador alemán. Y de manera especial aprovechan una narrativa simplista de confrontación, extremos y fronteras para movilizar a sus seguidores y crear un sentido de unidad contra un enemigo común.

Vivimos por lo tanto un tiempo político en el que hacer responsable a los demás de la incapacidad propia y considerar enemigo a todo el que no valida tu propia inconsistencia e insolvencia como gestor, son dos elementos  que vienen definiendo a partidos conservadores, que como el Partido Popular en España, definen actualmente su estrategia política desde términos absolutos de amigos | enemigos poco diferentes de los que ya definía Carl Schmitt a principios del siglo XX.

Son formas de justificar fracasos en la gestión, como los que se viven en Madrid tras más de 30 años de gobiernos fallidos (en la gestión) del Partido Popular, y que requieren de relatos y estrategias donde se necesita ocultar los objetivos reales: mantenimiento del poder y espolio económico, tras una cortina de humo en la que los enemigos (fabricados en el imaginario propagandístico de la derecha madrileña) son la herramienta para perpetuarse en el mando y convertir el gobierno de una región en el aprovechamiento personal de unos pocos.

No es casual que las “amistades” políticas que imperan hoy en día en el Partido Popular no sean otras que otros fieles seguidores de las teorías de Carl Schmitt: Milei, Meloni, Trump,… y que sea su visión de la política, y en especial de la disyuntiva amigo | enemigo, la que compartan con tan fiel camaradería.

Imagen de Curious_Collectiblesen Pixabay

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